La morosidad se ha disparado en los últimos años, alentada por la crisis que sufre nuestro país desde 2008. Las empresas pierden clientes y reducen sus ventas, o incluso cierran. Como consecuencia de ello, no son capaces de hacer frente a los pagos que les exigen sus proveedores y éstos se quedan sin cobrar. Al no cobrar, no pueden pagar sus deudas y, al final, acaban cerrando su negocio. Es un círculo vicioso que, por desgracia, está muy presente en España en los últimos años.
Según el Boletín de Morosidad y Financiación Empresarial elaborado por Cepyme (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa) en julio de 2014, la morosidad suele darse más a menudo en pymes que en grandes empresas: un 60% de las pymes tienen facturas pendientes de cobro por retraso en el pago y para un 22% de ellas, el importe de dichas deudas supone más de un 10% de la cifra de ventas.
Y dentro de las pymes, las pequeñas empresas (con menos de 10 trabajadores) son las que tienen una mayor probabilidad de impago, 24% frente al 11,8% de las empresas medianas.
Además, una vez transcurridos 3 meses desde la fecha de vencimiento de la deuda, se reduce en un 25% las probabilidades de cobrar el importe de la factura.
Con estos datos cabe preguntarnos qué podemos hacer para evitar la morosidad. Pues bien, en primer lugar, es importante que antes de conceder crédito conozcamos bien a nuestros clientes.
Muchas empresas, sobretodo, las de menor tamaño, conceden crédito a sus clientes con el pretexto de que “son clientes de toda la vida”. Sin embargo, este exceso de confianza puede costarnos caro.
Por lo tanto, para poder hacernos una idea sobre si es conveniente conceder crédito o no a un determinado cliente, existen algunas herramientas de fácil utilización que pueden ayudarnos en nuestro propósito. Una de ellas es el Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI).
El RAI, es una base de datos o un fichero donde el usuario se registra y tiene a su disposición la información sobre todas aquellas empresas que tienen impagos por importe superior a 300,51 euros.
Otra de las cosas que podemos hacer para evitar la morosidad es externalizar la gestión del cobro. ¿Cómo?,a través de compañías de gestión de cobro. Estas compañías se encargan de cobrar las deudas de los morosos de una forma mucho más rápida y eficaz. Normalmente, los morosos se toman más enserio el pago de la deuda si va contra ellos directamente una compañía de gestión de cobro.
Una forma de cobrar a pesar de que el cliente no pague, evitando así el riesgo comercial, es contratar un seguro de crédito.
Al contratar un seguro de crédito, no sólo estamos protegidos frente a los morosos, sino que, además, previene que se dé esta situación, ya que, por lo general, estas entidades ofrecen análisis de solvencia de nuestra cartera de clientes.
En caso de impago, las empresas aseguradas reciben una indemnización por aquellas operaciones comerciales que han asegurado y que no se han pagado en los 6 meses posteriores al vencimiento de la deuda.
Por último, otra forma de evitar la morosidad es cobrar y pagar facturas mediante el método de compensación de deudas del que ya hablamos en nuestra asesoría. Se trata básicamente de un mecanismo que nos permite compensar deudas a través de un servicio online llamado www.deudae.com sin perder liquidez.
Por tanto, si tienes una empresa y quieres evitar el riesgo de morosidad, puedes seguir los consejos que te damos desde asesoría en Alicante Simple-Ty.